domingo, 20 de junio de 2010

Perdistes

Hay momentos, pequeños instantes en los que te metes en mi cabeza, si tú y tú también, recuerdo todo sin coraje y sin cariño, con pesadez y sabor amargo. Quisiera escupirte las mentiras que dijiste, de la misma forma que me regalaste una vez toda esa palabrería de amor y cariño tan bien disfrazados que mi corazón idiota te creyó. Recuperar todo lo que di, no dejarte ni una gota de mí, porque no lo merecías y no lo vi. Decirte tanto, odiarte tanto, que no llego a nada porque ni siquiera eso mereces, ni mi odio, ni mi amor, ni mis lágrimas ni el recuerdo olvidado en algún lugar. Nada porque eres nada, porque estuviste fugazmente, por tu maldad y por una bondad disfrazada. Eres tú y también tú, porque son tan semejantes, tan iguales, que pensarlo me convierten en una nauseabunda alma…vagabunda…sorprendida de abrir los ojos tarde, feliz de abrirlos en algún momento. Toda tu confusión, tus ganas de tenerme, de hacerme sufrir como tú “sufrías” y también tus ganas de vida nueva, de sueños inconclusos, toda tú basura y tú basura, nadie debe conocerla, nadie debe probar ese veneno. Intentastes una y otra vez, no lograste tus propósitos cualquiera que fueran, perdiste y lo sabes, sin importar donde estés, o donde te escondas.

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